Salt de la Dona d'Aigua (Arbucies)

7.10.15

Domingo por la mañana, nos levantamos y decidimos donde ir a dar un paseo. Nos acordamos de un salto de agua en el Montseny, que habíamos estado hace muuucho tiempo y está cerca de casa.




¿Como podemos llegar al Salt de la Dona d'Aigua?
Nos dirigimos hasta Arbúcies, a la entrada al pueblo, en la primera rotonda, encontraremos el concesionario de Ford, giramos a la derecha dirección al Tanatorio, donde dejaremos el coche.



Cogemos la pista que hay por la parte inferior del tanatorio, a los pocos metros pasamos al lado de un aserradero, continuamos por la pista pasando por algunas masías, hasta encontrar un cruce con el indicador del Salt de la Dona  a la derecha.



Pasamos por Can Pujató, continuamos bajando por la pista hasta encontrar una bifurcación a mano derecha, a pocos metros antes de cruzar el puente de la riera.


Hasta este punto si queremos, podemos llegar en coche  y andar los 5 minutos restantes hasta el salto del agua.


Seguimos por el camino y a mano izquierda y al final del camino, nos encontraremos un pequeño desvío, que nos baja hasta la riera.

A mano izquierda tenemos el salto de agua de tres niveles con unos 150 mts de altura. 


Como llevamos escarpines para el agua, nos los ponemos y caminamos riera abajo durante un buen tramo.




Media vuelta y volvemos hasta el salto del agua. Nos acercamos a verla por la parte superior y desde aquí continuamos por la riera hasta llegar al puente y coger la pista por donde habíamos venido y vuelta al aparcamiento, donde habíamos dejado el coche.




Dice la leyenda (Victor Balaguer):  una vez cuando un heredero de una masía rica del Montseny se quedó cautivado por la visión de una mujer de agua en un gorg, enamorándose ambos enseguida. La mujer accedió a casarse con él a cambio de que nunca le recordara su procedencia. El matrimonio vivió en armonía bastante tiempo y tuvieron tres hijos. Una tarde, que el tiempo amenazaba una tormenta violenta, la mujer tomó la iniciativa de mandar a los mossos de la casa que recogieran la cosecha de manera precipitada.
Los mossos, dudosos de la autoridad de la mujer, fueron a pedir el permiso definitivo al heredero que estaba fuera. Al llegar al mas el heredero montó en cólera y recriminó a la mujer su actitud, diciéndole "Que has de saber tú, de cosechas, si eres una mujer de agua". Inmediatamente la mujer desapareció y el heredero no supo encontrarla. Volvía a menudo al pozo donde la había encontrado y deambulaba por los bosques, sin poder verla nunca. El mas entró en decadencia. Con el tiempo la mujer volvió por las noches para cuidar a sus niños y peinar el cabello mientras dormían. Por mucho que lo intentó, el ​​heredero nunca pudo volver a verla. Sin embargo, con el tiempo, cada mañana se encontraba en el pelo de su hija una lágrima de la madre convertida en perla. Fue así como la prosperidad volvió a la masía, aunque el hombre se vio condenado a no poder contar nunca más de la compañía de su mujer.


Ramón & Dolores

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